Y yo me quedé ahogandome en mis turbios pensamientos, con el alma vacía y mis sollozos de soledad. Yo, comiendome mis entrañas, me quedé extrañando el imponente silencio antes de ti , me quedé pensando en si tu sentías el mismo vacío de infierno o al menos la cálida presencia de la soledad... me quedé y tu quizás te quedaste también pero sin mi, con tu propia y apartada soledad, y yo me quedé aislada en la mía, triste de querer de nuevo, con miedo a que vuelvas a hacerme sentir de nuevo estas alegrías, estas burbujas en el cuerpo. No sé si es bueno que te quedes a mi lado, que te acompañe en tus demencias o si es mejor seguir torturandonos con miradas secretas, con palabras frívolas, con roces planeados, con la indiferencia perpetua que proponen tus labios y tus manos que en algún momento fueron la fuente de mi vida, y que lo siguen siendo, y lo serán hasta que el brillo de tus ojos intente algo diferente... algo que no sea añorarnos para siempre.